INTRODUCCIÓN AL DOSSIER

«Mientras la antorcha: los 100 primeros días después del golpe en Brasil»

Foto: Adriano Choque /Midia Ninja – Ato em Copacabana: Fora Temer! Nenhum direito a menos! Contra a calamidade Olímpica!

Foto: Adriano Choque /Midia Ninja – Ato em Copacabana: Fora Temer! Nenhum direito a menos! Contra a calamidade Olímpica!

Por: Juan Recchia Paez

Fueron varios los obstáculos que tuvo que atravesar la antorcha olímpica desde que llegó al territorio brasileño. El 01 de junio un anciano que la llevaba se tropezó con uno de los característicos baches de la ciudad de Recife. Los responsables de la seguridad de la antorcha (que cada vez eran más en los trayectos) dificultaron también el traspaso al chocarse con un hombre que cayó al piso y con otro en sillas de ruedas que terminó tirado en la calle intentando pasar la antorcha[1]. El 20 de junio en Manaos una leoparda que participaba de la ceremonia fue abatida por un disparo del ejército[2].

Luego, se llevaron a cabo varios intentos de extinguir la llama: aquel con el matafuego que llenó de polvo uno de los corredores y fue rápidamente cooptado por la seguridad; el 24 de julio y el 2 de agosto varios hombres intentaron traspasar las barreras policiales. En Cascavel, Duque de Caxias, São João de Meriti, Nilópolis, Belford Roxo y Nova Iguaçu baldazos de agua en pleno día y por la noche cayeron desde un balcón. Proyectiles de basura, sacudidos desde las casas, se convirtieron en una amenaza recurrente[3].

La medalla de oro se la llevó Angra dos Reis que secuestró la antorcha y consiguió apagarla[4]. La volvieron a encender y el 3 de agosto un portador de la antorcha se bajó los pantalones y protestó con una zunga de leopardo y una inscripción en sus cachetes que decía “Fora / Temer”. Ese mismo día entró la antorcha a Rio de Janeiro con una gran escolta militar que iba abriendo paso con bombas de estruendo, gases lacrimógenos y balas de goma[5].

Pese a todos estos obstáculos, no se puede negar que las Olimpíadas fueron una fiesta del deporte coloridas por los carteles de “Fora Você-sabe-quem” y musicalizadas por los silbidos que “Você-sabe-quem” tuvo que soportar en la ceremonia inaugural. En este contexto de acontecimientos acalorados, revista TRANSAS propone un dossier para leer y sumar obstáculos culturales al camino de la antorcha.

Raul Antelo delinea los límites de la “comunidad inmune” en el contexto de la crisis brasileña y le responde al escritor Bernardo Carvalho. Ivana Bentes explica por qué las ocupaciones culturales son la forma más visible de la politización en el campo cultural y delinea el alcance que estas adquieren como formas ciudadanas de narrar una disputa social decisiva. Anderson Pires da Silva, contra la industria del espectáculo, desarrolla los usos y aplicaciones de las leyes de incentivo a la cultura desde el 2000 hasta el presente. Idelber Avelar pone a jugar las diferentes connotaciones del “golpe” en el escenario actual y visibiliza contrapuntos necesarios. Courtney Martinez charla con Marcus Faustini sobre su obra O guía afetivo da periferia quien declara el fin del “boom de la periferia” en la literatura contemporánea y se posiciona en torno a la democracia más allá de la representación. Y para cerrar, Augusto de Campos nos convida a leer uno de sus últimos discursos públicos presentado en el Sesc Pompeia de São Paulo con motivo de la exposición REVER.

La llama olímpica se retira pronto del país y el Impeachment seguirá su proceso, ¿qué transa se juega en estos acontecimientos?

[1]https://www.youtube.com/watch?v=Njv4oztgV98

[2]http://odia.ig.com.br/brasil/2016-06-21/onca-e-morta-apos-participar-de-cerimonia-da-tocha-olimpica.html

[3]https://www.youtube.com/watch?v=TDS6U_rT1xU

[4]https://www.youtube.com/watch?v=Miyjiepd9Jw

[5]https://www.facebook.com/ajplusespanol/videos/vb.879771572075193/1218763788175968/?type=2&theater

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