Por Juan Pablo Castro

El jueves 23 de junio de 2016, el gobierno de Colombia y las FARC firmaron un acuerdo de paz que cierra un ciclo de 50 años de violencia. La noticia ha aparecido en todos los medios, acompañada de análisis políticos y coyunturales. Pero ¿cómo leer el acuerdo desde la cultura? ¿De qué modo la literatura y el arte han tratado todos estos años la presencia constante de la violencia en la vida cotidiana del país?

El dossier propone una mirada estrábica sobre el conflicto colombiano. Por un lado, intenta poner en diálogo algunas miradas en torno al problema del llamado “pos-conflicto”. Un término que, desde su origen en la esfera gubernamental, ha estado sujeto a diversas sospechas. Por otro lado, presenta un manojo de casos en los que el arte, la literatura y el cine han procesado la experiencia bélica.

Los textos del primer bloque, dedicados a los problemas que surgen ante la desmovilización de los combatientes y su reincorporación a la vida civil, se ubican en el umbral en que las continuidades del conflicto se hacen visibles. Se trata de poner en perspectiva ese prefijo (“pos”) demasiadas veces postulado como ruptura -ansiedad ante lo que no termina de nacer-, antes que como continuidad tensionada. Los del segundo bloque, que tratan sobre los problemas del trauma, la memoria y los distintos tipos de violencia, intentan ocuparse del modo en que la cultura ha intervenido, iluminando zonas de difícil acceso.