Nadie se maquilla dos veces frente al mismo espejo
Por: Victoria Menéndez
En el marco del seminario “Cartografías sexuales en Latinoamérica” dictado por Martin De Mauro Rucovsky para la Maestría en literaturas de América Latina (UNSAM),Victoria Menéndez escribió un texto en el que la familia y el cuerpo se entrecruzan buscando significados. Judith Butler, la novela A lo lejos (2017) de Hernán Díaz y el documental Paris is Burning de Jean Livingston son parte de su apuesta.
¨El vacío, descubrió, es una demanda absoluta; basta con una fracción de un átomo (o el destello de un pensamiento) para poner fin a un vacío universal¨
A lo lejos, Hernán Díaz
A lo lejos, la novela de Hernán Díaz, narra la historia de Håkan Söderström, la pérdida de su familia y la posterior búsqueda de su único hermano. Para llegar a él deberá atravesar, sin saberlo al principio, todo el territorio estadounidense. En su travesía encuentra distintos grupos que lo acogen y otros que lo rechazan, a tal punto, que su nombre se convierte en una leyenda un tanto terrorífica. En algún momento de su viaje, Håkan pierde al único amigo querido en todo su viaje. Abatido por la desazón, cava un pozo en la tierra y se esconde ahí. El desierto que tenía que atravesar, ahora, se lo devora. Hakaan adopta formas imposibles para sobrevivir, pero lo logra. Finalmente encuentra a un marinero que, lejos de tenerle miedo ni rechazo, lo adopta, lo salva. Se puede decir que Håkan nunca encontró a su hermano, pero sí una familia. Vemos en primera persona este concepto de familia como construcción variable a lo largo del tiempo, la posibilidad que se generó en este espacio de elección en contraposición a la imposición, donde aceptar la esencia y la libertad personal son los valores principales.
Desde esa perspectiva se me ocurrió ver el documental Paris is Burning de Jean Livingston, que nos nos invita a ver cómo es la escena del ballroom desde sus comienzos en su lugar de nacimiento, Nueva York en los años 80. Lo que propulsa este movimiento es la injusticia que siente su creador, Crystal LaBeija, cuando denuncia una competencia de drag que perdió por ser afroamericana. Crystal creía que, si bien había un espacio para la competencia drag, todo estaba sesgado por la supremacía blanca; entonces, organiza la primera competencia de ballroom para la comunidad trans latina y negra del Harlem que luego, al expandirse, se convirtió en lo que hoy se conoce como House Ballroom. Este tipo de competencia tiene sus muchas y fascinantes categorías en las que cada participante puede desplegar su destreza y talento sin límites. Lo curioso es que esa libertad se haya dado dentro de un espacio de clandestinidad durante tantos años. Había que esconderse para liberarse. Livingston es una de las primeras, sino la primera, en mostrar lo que representa este mundo, pero ¿desde qué perspectiva? ¿Cuál es el enfoque que tiene como directora una persona lesbiana no perteneciente a las comunidades latinas ni afro? El house ballroom nace desde la necesidad de no tener un lugar seguro; cuando los demás espacios se presentaban como una amenaza, Crystal y Lottie LaBeija forman un hogar. Tal como le pasa a Hakaan en A lo Lejos, constantemente perseguido porque la gente creía que él representaba un peligro, porque no encajaba con lo que consideraban aceptado. Solo necesitó de una persona que lo escuchara y así poder generar ese espacio de intimidad y apertura.
Más allá de los análisis teóricos y académicos que dispara el documental, a mi parecer lo más importante es el comentario que persiste entre quienes realizan este tipo de performance: el movimiento llega como una salvación, un rescate.
La cultura del vogue trasciende fronteras físicas y también geográficas. Desde la década del 70 al día de hoy, se puede ver de manera clara cómo se fue transformando sin perder nunca su gen original: habilitar un espacio de libertad.
El cuerpo como campo de manifestación
Judith Butler en su libro El género en disputa (2001) exponealgunas teorías sobre la perfomance del género, afirmando que el mismo es resultado de las performance teatrales, y trata de desarticular la relación entre género, sexo y deseo, ya que esto es una matriz que vincula género como producto del sexo y el deseo como producto del género. Lo que Butler nos explica es que, si bien el género es actuación, hay posibilidad de desplazar la norma, dado que uno no actúa en el aire. Pensando estas nociones desde el documental, vemos que una de las categorías es realness y lo que se juzga aquí es una perfomance de género en la que cada participante tiene que copiar la postura, pose y modo de conducirse de algún hombre o mujer heterosexual de la forma más precisa posible. Se juzgan los movimientos, por supuesto, la ropa y la actitud. Casi como en un juego de espejos, el desafío acá es ver que para ser no hay que nacer sino parecer. En esta dinámica, en la cultura del ballroom, cada participante puede imitar cualquier rol de esas comunidades aceptadas por la sociedad en general. En este sentido, Butler afirma que el género es una parodia e imitación de un estereotipo original:
Otra consecuencia es que si el género es algo en que uno se convierte pero que uno nunca puede ser entonces el género en sí es una especie de transformación o actividad y ese género no debe entenderse como un sustantivo, una cosa sustancial o una marca cultural estática, sino más bien como algún tipo de acción constante y repetida. [1]
El embodiment (personificación) de una norma, por otro lado, es la reiteración de la misma. En Paris is Burning, Livingston nos muestra la idea de que ser una mujer es el sitio de una promesa fantasmática del rescate de la pobreza, del racismo o de la discriminación. En el ballroom culture podemos ver cómo se traspasan todos los límites de la actuación. El realness, por su lado, no se puede limitar a tan solo una categoría de baile sino que representa el poder de naturalización de una norma dentro y fuera del mismo.
En Cuerpos que importan (1996), Butlerpresenta la teoría de la representación del sexo, analiza el realness que se despliega en la película, planteando que la evaluación de la imitación del género se debe juzgar desde lo simbólico, desde lo que se puede llegar a tomar como el ideal. Al materializar, en este caso, un rol feminizado, se está citando la norma que impone lo que debemos considerar como femenino y feminizado. Lo impuesto en estas nociones es una imagen heterocis blanca, con un determinado cuerpo esbelto y modos suaves y delicados, asociando lo femenino con la suavidad y, muchas veces, fragilidad que necesita de un hombre o figura masculina para sostenerse.
El film, que prometía correr la mirada blanca eurocéntrica, falla desde el comienzo, al mantener está meta ideal del patriarcado blanco como algo a alcanzar, algo que ni siquiera vemos en fotos. bel hooks[2] en su crítica nos explica cómo Livingston no deja de mostrarnos a la comunidad negra oprimida y esclavizada, cumpliendo (según la mirada de Livingston) la fantasía de alcanzar un lugar dentro de la comunidad blanca dominante.
La importancia del Vogue
El vogue es, y siempre fue, un modo de protesta. Es tanto representación como espacio del derecho y lugar que se tiene que otorgar a las comunidades marginalizadas. Dentro del movimiento, lo que se propone es el cruce de fronteras. Si la ley (por ley entendamos como normas impuestas y los ideales planteados por la sociedad hetero cis patriarcal que ve al mundo en términos de ceros y unos) es un punto sobre el cual un cuerpo es, no solamente reconocido sino también exigido, castigado.
Dentro de la categoría realness, lo que se hace es, primero no acatar la norma impuesta, sino que responde a modo de performance hiperbólica del ideal. Dentro del supuesto cumplimiento de la norma, se presenta el traspaso de la frontera. Más allá de esto, dentro del vogue se plantea la posibilidad de explorar, no solo el género sino también el cuerpo. Con cada movimiento se busca representar una acción, un sentimiento, una circunstancia. Dentro de cada performance, vemos a modo gráfico cuáles son aquellos cuerpos que entran dentro del marco de lo aceptado, cuáles son entonces los cuerpos que sí le importan a una sociedad que sigue normas estrictas.
Judith Butler sostiene que el privilegio heterosexual justamente recae en el hecho de afirmarse y reconocerse como norma y no pasa por alto los comentarios hechos por parte de bell hooks de que la realizadora del film Jennie Livingston, al presentarse como narradora omnisciente de un mundo al cual ella no pertenece, retrata una mirada blanca que va a operar como quien le da la posibilidad de encontrar reconocimiento a todos aquellos que participaron en el film que, dicho por ellos mismos, lo que buscan es ser conocidos. El hecho de que Livingston tome su lugar de observadora como un lugar natural afirma que ella se ubica de manera propia en un lugar de poder. En este sentido, en Cuerpos que importan Butler comparte que la mirada de la cámara de Livingston es un lugar de afirmación y que el mismo no se debería dar como algo natural. hooks afirma que la mirada de Livingston se centra en la idealización de la mujer blanca como símbolo ideal del femenino:
En el documental, Venus Xtravaganza afirma: ¨Me gustaría ser una niña rica blanca y mimada. Ellas tienen lo que quieren, cuando lo quieren. No tienen que preocuparse por las finanzas o por conseguir cosas lindas, ropa linda; para ellas eso nunca es un problema¨.
Todo el tiempo, la película da está idea, pero cuando se muestran cameos de las fotos en las paredes de los miembros de las houses, no se ven solamente fotos de modelos blancas hegemónicas.
No podemos dejar de señalar que, el hecho de que Madonna se haya ubicado en este lugar que antes mencionamos, también puede generar una controversia, dado que no lo hace desde un espacio de toma de consciencia ni ubicándose como espectadora, sino que adopta un rol fundamental dentro de un movimiento que nace justamente como refugio. bel hooks se pregunta si Madonna se posiciona como Plantation Mistress o Soul Sister [1]. Hooks sostiene que la figura que crea Madonna de liberación femenina no se corre de los ideales blancos, y afirma que no rescata ninguna minoría negra ni la corre del lugar marginalizado en el que la sociedad los ubicó.
[1] Butler, Judith. El género en disputa. 2001
[2] El nombre de bel hooks se escribe con minúscula ya que ella tomó ese nombre de su abuela y decidió no utilizar mayúsculas para diferenciarse, también como manera de quitar el foco de quién es y dárselo a sus producciones.
[3] Hooks, bel. Black Looks, Race and Representation. 1992