Historia de una ausencia: Rodolfo Walsh, David Viñas y «Les temps modernes»
Por: Carlos García (Hamburgo)
Foto: portada de Les temps modernes (1981)
El investigador Carlos García nos brinda un adelanto de su investigación actual en torno al archivo que el académico alemán Dieter Reichardt conserva de David Viñas, que incluye una extensa correspondencia y algunos manuscritos. Allí encontró, entre otras cosas, la respuesta a la ausencia de Rodolfo Walsh en la edición que la revista francesa Les temps modernes dedicó a la Argentina durante la última dictadura militar, que el propio Viñas se encargó de coordinar. Presenta, también, el artículo “Déjenme hablar de Rodolfo Walsh”, que publicó en 1981 en la revista española La calle y que contiene correcciones manuscritas del propio Viñas.
Aunque en general propenso a la modestia, en una entrevista de 1984 David Viñas no titubeó en asegurar que el número especial de la revista sartreana Les Temps Modernes aparecido en París en julio-agosto de 1981 fue de lo más importante que se publicó en el extranjero en relación con la Argentina durante los años de la dictadura militar.[1]
Ese número, bajo el subtítulo Argentine entre populisme et militarisme, había sido coordinado por Viñas y César Fernández Moreno, y recogía el balance hecho por varios autores acerca de la situación en el país vista desde el exilio. Participaron en él, además de los coordinadores, Julio Cortázar, Juan José Saer, Beatriz Sarlo, León Rozitchner, Noé Jitrik, Marta Eguía y muchos otros (Viñas y Sarlo, además de a nombre propio, bajo seudónimo).[2]
Repasando ese volumen, llama la atención que nada se escribiera en él sobre Rodolfo Walsh. Creo estar en condiciones de explicar por qué. Para ello debo volver a mi reseña de una obra de David Viñas, publicada en marzo de 2017.[3] Expliqué allí que accedí a algunas cartas de Viñas al profesor de literatura alemán (entretanto emérito) Dieter Reichardt. En aquel entonces, solo había visto algunas de las misivas relacionadas con la obra teatral Del Che en la frontera, inédita hasta hace poco. En el intervalo, he accedido a más cartas de la correspondencia entre Viñas y Reichardt. Se conserva una larga cincuentena de misivas, que abarcan el periodo 1977-1990. En el corpus hay también algún manuscrito de Viñas y numerosos recortes de su obra periodística o relacionados con la puesta en escena de sus obras teatrales. Preparo actualmente la edición comentada de todo ese material, tarea que insumirá, imagino, entre 12 y 18 meses.
Una de las cartas de Viñas a Reichardt, del 21 de abril de 1980, informa al amigo acerca de que César Fernández Moreno y él llegaron
a un acuerdo con la gente de Temps Modernes (sin paternalismo ni tutelajes ni intercambios denigrantes), para organizar un número especial de la revista íntegramente dedicado a la Argentina 1980.
Y luego viene el pasaje decisivo en este marco, subrayado por Viñas:
Y aquí mi pedido: si estás con tiempo y vehemencia suficiente, te ruego que pienses en escribirte 9/10/12 cuartillas sobre algún tema argentino actual que te caliente. El trabajo tendría que estar en la dirección de César Fernández Moreno (Unesco, 7 – Place de Fontenoy – 75700 París) hacia el mes de julio de este año. Los galos traducen, editan, pagan y distribuyen. Argumento nada desdeñable.
Yo te ruego –por muchas razones– que te unas a esta “patriada” (donde estarán los amigos del [¿libro?] de adentro y de afuera de la Argentina). Por lo menos, será una saludable oportunidad de blasfemar contra el [ilegible] o de levantar a valores sistemáticamente ninguneados por el videlato.
(¿Qué tal que tus 10 páginas sean sobre Rodolfo Walsh? ¿Qué te parece?)
Hasta donde alcanzo a ver, Reichardt no escribió ni publicó nada sobre Walsh, ni en esta ni en otra ocasión, salvo en su Diccionario de autores latinoamericanos (reproduzco más adelante esa entrada, en Apéndice I). Nada suyo apareció en ese número especial de Les Temps Modernes, aunque sí colaboró con Viñas en otras ocasiones, tanto en revistas como en libros o congresos.
Interrogado al respecto, Reichardt me comentó que a pesar de la propuesta del amigo no escribió lo que se esperaba de él porque en esa época tenía mucho trabajo en la Universidad y como coordinador de la revista Iberoamericana (Frankfurt), y que la editorial le urgía la entrega del mencionado Diccionario (que, sin embargo, no aparecería sino casi diez años más tarde).
Viñas, por su parte, escribió a menudo sobre Walsh. Paralelamente a esta correspondencia, por ejemplo, publicaría “Déjenme hablar de Walsh”: Casa de las Américas XXII.129, La Habana, 1981, 147-149 y en Plural 2ª época, XX.118, México, julio de 1981, 17-19.[4] Menos conocido es que ese trabajo fue también publicado en Madrid, en La Calle, el primer órgano de izquierda importante tras la caída del franquismo:[5] un recorte de ese texto (sin fecha, pero de hacia abril de 1981, ya que fue remitido con una carta del 21 de ese mes), con tres correcciones autógrafas, se conserva en el archivo de Reichardt y es reproducido aquí más abajo (Apéndice II).
Aunque no viene del todo al caso, cito otro pasaje de la misma carta:
Otrosí: ¿Podrías informarme sobre la gente alemana que está trabajando en la estética de la recepción? Por favor.
Reichardt ya había aludido brevemente a la teoría de la recepción en una carta a Viñas del 3 de mayo de 1978. Viñas debe haber pensado en autores como Hans Robert Jauß, Harald Weinreich, Reinhart Koselleck y Wolfgang Iser. La pertenencia de Jauß (1921-1997) a las SS durante la época de Hitler, descubierta precisamente poco antes de esta carta, en 1979, ensombreció merecidamente su renombre como teórico de la literatura (las polémicas, acusaciones y excusas acerca del tema que tuvieron lugar en Alemania a lo largo de los últimos decenios hubieran interesado tanto a Viñas como o a Walsh).
La pregunta de Viñas acerca de la teoría de la recepción es especialmente interesante, porque de vez en cuando ha causado irritación su falta de referencia a autores y teorías modernas europeas; véase por ejemplo lo que dice Horacio Legrás (460):[6]
La referencia de Viñas era Viñas, su prueba (su prosa es notoriamente dogmática), una recusación del elemento de la prueba en el juicio académico. Luego algunos le criticarían esta suerte de amateurismo, la ausencia de la nota al pie, el olvido de las grandes corrientes renovadoras del pensamiento crítico. Los que esgrimen estas observaciones parecen nunca haberse percatado del hecho curioso de que “aparato crítico” es una categoría que suele estar formidablemente ausente de la prosa de un Foucault o un Derrida, por no mencionar a Benjamin o Adorno.
Analía Gerbaudo menciona una irritación análoga en Beatriz Sarlo ante Viñas (“Las bibliotecas de David Viñas”: Badebec, vol. 5, N° 9, septiembre de 2015, 330-355).
Otro pasaje de la carta reza:
me dices en tu última carta de publicar en tu revista mis “Divagaciones” en torno a la nueva narrativa de América Latina. Si te parece potable, sea. Será la primera colaboración mía con tus cosas.
Viñas alude a su trabajo: “Pareceres y digresiones en torno a la nueva narrativa latinoamericana”: Iberoamericana IV.2, Frankfurt, 1980, 9-35; puede vérselo en internet: www.jstor.org/stable/41671899.
Se conserva en el archivo de Reichardt el original mecanografiado de ese trabajo, que sirvió de base a la publicación en la revista: 42 apretadas páginas a 26 renglones cada una, un texto bastante limpio, con mínimas correcciones manuscritas. Aunque apareció a mediados de 1980, está firmado en “Agosto de 1979” y tiene una curiosa nota autógrafa agregada al final:
Para Dieter, apelando a sus disculpas: por esta expansión y por ser un “Judas” que no viaja hasta su casa.[7] Fraternalmente / David
También la despedida de la carta arriba citada es afectuosa:
Y hasta tus noticias, hermano Dieter.
Allá va mi impar abrazo.
Fraternalmente / David Viñas
Conviene decir que, al revés de lo que insinúa Viñas, no fue esa su primera contribución a la revista, sino esta, publicada poco antes: “Monstruario”: Iberoamericana IV.1, Frankfurt, 1980, 34-37 (en colaboración con Emilio Miguel). Reichardt era uno de los editores de la publicación, en la que ya había comentado un libro de Viñas: “Qué es el fascismo en Latinoamérica”: Iberoamericana 2, Frankfurt, 1977, 81-82.
Me he dejado llevar por el vaivén de los textos, pero no inadvertidamente, sino con el propósito de mostrar, siquiera de refilón, el interés y la riqueza del material sobre el cual estoy trabajando.
Apéndice I
Dieter Reichardt
Artículo sobre Walsh en Autorenlexikon Lateinamerika, editado por D.R. Frankfurt am Main: Suhrkamp [1992], 1994, 127-128 [la traducción del alemán es mía; agrego algunos pocos datos entre corchetes].
Walsh, Rodolfo (Jorge)
* 1-I-1927 en Choele Choel / Río Negro, 25-III-1977 secuestrado y asesinado.[8] Procedía de una famillia de inmigrantres irlandeses. Desde mediados de los 50 trabajó como periodista y escribió, entre otros, para los periódicos Panorama, Mayoría, la agencia cubana “Prensa Latina” y –en los 70– para los diarios La Opinión, el peronista de izquierdas Noticias y el órgano sindical CGTA [CGT de los Argentinos]. Poco antes de su muerte denunció los crímenes de la Junta Militar en una carta abierta.
Walsh escribió novelas y cuentos policiales y algunas obras de teatro. Más significativos son, sin embargo, sus amplios reportajes, que pueden ser vistos como modelo de periodismo comprometido. Operación masacre (1957, filmada 1973) documenta los asesinatos de obreros peronistas a manos de los militares. Los crueles hechos de junio de 1956 en un basural habían sido silenciados por la prensa. El informe de W., que se basaba en entrevistas con algunos sobrevivientes, fue publicado en una pequeña imprenta [Ediciones Sigla] y se difundió en muy poco tiempo. También los siguientes reportajes se basaban en detalladas investigaciones, hechas a riesgo de la propia vida. El caso Satanowsky (1958 [publicado en 1973]) se ocupa del asesinato de un abogado a manos del servicio secreto y del contubernio de este con los intereses económicos de grandes empresas. ¿Quién mató a Rosendo? (1969) reconstruye hechos aún más explosivos: el asesinato del poderoso líder sindical R. García (mayo de 1966). Pero no se trata solo de un caso criminal. W. intervino con este trabajo en la disputa entre la corrupta cúpula sindical peronista y la base militante. El comando asesino militar que secuestró a W. destruyó sus papeles relacionados con un trabajo sobre la masacre de Ezeiza (junio de 1973), en la que estaba involucrada activamente la mencionada cúpula sindical.[9]
Otros trabajos: Relatos: Variaciones en rojo (1953), Los oficios terrestres (1965), Un oscuro día de justicia (1973). Teatro: La granada. La batalla (1965). Edición: Obra literaria completa. México, 1981 [con prólogo de José Emilio Pacheco; Siglo XXI].
Literatura crítica: Á. Rama, “R.W.: El conflicto de culturas en Argentina”, Escritura I (1976), 2, 279-301; D. W. Foster, “Latin American Documentary Narrative”, PMLA, 99 (1984), 1, 41-55; “Homenaje a R.W.”, Revista Iberoamericana (Pittsburgh) 52 (1986), 135/6 (número especial).
Apéndice II
Reproduzco a continuación el recorte del texto de Viñas titulado “Déjenme hablar de Rodolfo Walsh”: La Calle, Madrid, ca. abril de 1981, con correcciones y agregados autógrafos. El original se conserva en el archivo de Dieter Reichardt:
[1] “Paremos de cascotearnos”: El Porteño, Buenos Aires, abril de 1984, 66-68 (entrevista de María Seoane con DV). El pasaje correspondiente: “Lo más considerable de lo que he leído (escrito en el exilio exterior) son trabajos de Antonio Di Benedetto y de Héctor Tizón. Un mendocino y un jujeño. Aclarándote que, por limitaciones culturales [a mano: coyunturales] (por lo menos) no pude leer sistemáticamente lo que tendría que haber leído… Con todo, creo que lo más considerable fue el número de Temps Modernes íntegramente dedicado a la Argentina, dirigido por César Fernández Moreno, aparecido en diciembre de 1981… Y que contenía trabajos de Portantiero, Osvaldo Bayer, Juan Gelman, Beatriz Sarlo, Oscar Braun Menéndez, León Rozitchner, Cristina Iglesias…”. Adviértase tanto el error en la fecha de publicación como el hecho de que Viñas no mencione su participación en el proyecto.
[2] La Biblioteca Nacional publicó una edición traducida al castellano de ese número: Revista Tiempos modernos. Argentina entre populismo y militarismo. Prólogo de Horacio González. Buenos Aires, 2011(www.trapalanda.bn.gov.ar:8080/jspui/handle/123456789/6546)
[3] Carlos García: “David Viñas y el Che: sobre una obra de teatro desconocida”: www.academia.edu (subido el 22-III-2017). Se trata de la primera reseña publicada sobre Del Che en la frontera, obra de teatro finalizada por Viñas en 1983 e inédita hasta el 2016, cuando Reichardt la dio a luz en una versión bilingüe. Marisa Martínez Pérsico acaba de publicar otra reseña en la revista El Hipogrifo 7, Roma, primer semestre de 2017 [www.revistaelhipogrifo.com].
[4] El texto fue también incluido en una recopilación de Roberto Baschetti (ed.): Rodolfo Walsh, vivo. Buenos Aires: De la Flor, 1994.
[5] En la Bibliografía de Viñas publicada en El Matadero 8, Buenos Aires, 2014, se mencionan algunas publicaciones suyas en La Calle. Esta, sin embargo, no figura en el listado. La primera allí registrada es “Las armas secretas”: La Calle 125, Madrid, 12-18 de agosto de 1980. Acerca de la revista, véase Vanessa Sáiz Echezarreta / Adrián Pérez Checa: “La España democrática y la primera revista de izquierdas: La Calle (1978-1982)”, texto de 1999, ahora reproducido en https://goo.gl/5pGo6r. El trabajo ofrece más de lo que anuncia el título, ya que también se ocupa de la situación política en la España de la época y de otros órganos hemerográficos del momento, como Triunfo y Cambio 16, en los que también colaborara Viñas.
[6] Horacio Legrás: “David Viñas (Buenos Aires, 1929-2011)”: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 73, Lima / Boston, 2011, 459-466.
[7] Aunque se vieron varias veces durante la estadía de Viñas en Europa, ocurrió cuando menos en dos ocasiones que el argentino anunciara una visita al alemán que no se concretó: Viñas explica las razones en sendas cartas del 27-XI-1977 y del 5-III-1980. Imagino que remitió a Reichardt el texto después de la segunda ocasión.
[8] En contra de lo que se pensaba por esas fechas, Walsh no fue secuestrado: murió en la calle, en un tiroteo con un grupo paramilitar que venía siguiendo su huella desde días atrás y que intentó secuestrarlo. Walsh había logrado difundir el día anterior a su asesinato, el 24-III-1977, una “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”, reproducida en diversos órganos; véase, por ejemplo, www.domhelder.edu.br/veredas_direito/pdf/26_160.pdf (consulta del 8-VII-2017).
[9] Acerca de la matanza de Ezeiza, organizada por la derecha peronista, véase Horacio Verbitsky: Ezeiza. Buenos Aires: Contrapunto, 1985. (En su libro Doble agente: La biografía inesperada de Horacio Verbitsky. Buenos Aires: Sudamericana, 2015, Gabriel Levinas afirma que la investigación para Ezeiza fue realizada por un grupo liderado por Susana “Pirí” Lugones y Walsh, entre otros.) Una versión subjetiva y casi carnavalesca de los hechos en Ezeiza ofrece Dieter Reichardt, a la sazón de visita en Argentina, en su diario novelado: Zaunkönigs Argentinien, 1973-87. Heeslingen: Ei*Del*Hus, 2016, 56-58.